Recientemente, uno de nuestros proveedores, nos solicitó la firma y sellado de un contrato de distribución. Nosotros, como buena empresa tecnologíca, aborrecemos la documentación en papel. No sólo supone mayor gasto de los recursos de nuestro planeta, por no hablar de la tinta de impresora (¿o debería decir sangre de unicornio?), sino que además es difícil de archivar y de buscar cuando empiezas a acumular montañas de papel. Procedimos a firmar con certificado digital y a volver a enviárselo por correo electrónico.
Hasta ahí, todo bien. La sorpresa vino cuando nuestro proveedor nos solicitó que se lo firmásemos o se lo enviásemos sellado. ¿Cómo? No sólo estábamos hablando con una empresa de tecnología, que (suponíamos) debía hablar en nuestro mismo idioma. Sino que suponía el total desconocimiento por parte de nuestro proveedor de la legislación actual en esta materia.
La Ley 59/2003 de Firma Electrónica recoge y desarrolla bajo qué circunstancias se equipara la firma electrónica a la manuscrita.
(Art. 3.4) La firma electrónica reconocida tendrá, respecto de los datos consignados en forma electrónica, el mismo valor que la firma manuscrita en relación con los consignados en papel.
Ejemplo de documento firmado con certificado digital
Como podéis ver en el documento adjunto, firmado con nuestro certificado y la aplicación eCoFirma del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, se añade un faldón lateral.
Podemos leer en él: nombre de la empresa, CIF, nombre de la persona que firma, DNI, el emisor del certificado, número de serie, fecha de firma y código de seguridad firmado con SHA-256.
A destacar que las personas con capacidad legal para actuar en nombre de la empresa deben tener un certificado propio a su nombre.
Se puede comprobar la validez de la firma a través de diversas aplicaciones. Entre ellas, eCoFirma de la que os he hablado antes, o a través de la página VALIDe.
Así que, ya sabéis, si alguno de vuestros clientes os envía un documento firmado digitalmente no seáis tan catetos antiguos. Comprobad la firma electrónica a través de alguna de las herramientas que os presentamos y parecerá que habéis entrado en el siglo XXI por la puerta grande (aunque esta expresión no parezca mucho del s. XXI ;))
Si queréis podéis saber un poco más sobre la firma electrónica.